“Optimizar el uso de los recursos y la sostenibilidad son sinónimos de precisión. La sostenibilidad simplemente debe ser precisa”
– Michael Eaton, fundador de Iko Systems
NOTA: esta entrega trata un tema demasiado amplio para abordarlo en una sola edición. Por ello, esta vez me centraré en el futuro de la agricultura en exterior, es decir, la del campo que se te viene a la mente cuando lees la palabra “agricultura”. En la próxima entrega, trataré la agricultura en interior.
UN POCO DE CONTEXTO
El 11% de la población mundial vive en un estado de hambre. El 98% de ellas viven en países en desarrollo, mayoritariamente en Asia y en África Subsahariana. Irónicamente, el 50% se dedican a la agricultura o la ganadería. Estos datos no hacen más que aumentar y la crisis climática en la que vivimos no ayuda precisamente al sector primario.
La gran paradoja es que ya producimos suficiente comida para alimentar y nutrir a la población mundial, sin embargo, desperdiciamos la tercera parte lo que producimos. Si disminuyésemos el desperdicio alimentario modificando nuestros hábitos alimentarios, aliviaríamos las emisiones de carbono y el hambre global.
Para ser sincera, la agricultura es tan víctima como culpable de la crisis climática. La cadena alimentaria es altamente ineficiente a la hora de evitar el desperdicio y los alimentos recorren distancias ridículamente largas lo que, además, muchas veces conllevan un gran gasto en energía (por ejemplo de transportes a temperaturas predeterminadas).
A todo esto hay que sumarle la actual situación mundial: estamos saliendo de una pandemia, hay 65 guerras en el mundo, el precio de la gasolina, la electricidad y de la gran mayoría de bienes no hacen más que aumentar y cada vez la España vaciada está más vacía.
En este panorama, el modelo tradicional de agricultura tiene los días contados. Se necesita un remodelaje total del sector para atraer a personas que quieran encargarse de él. Hay que hacerlo atractivo para las nuevas generaciones.
A buscar soluciones a estas problemáticas se dedican muchas personas.
Así que sí, el futuro ya está aquí.
HABLEMOS DEL FUTURO
ACLARACIÓN: Como todo en la vida, hay muchas y muy variadas propuestas. Esta vez, solo hablaré a grandes rasgos de las soluciones que me parecen más destacables en la AGRICULTURA EN EXTERIOR.
Agricultura inteligente
“Bienvenido al futuro de la agricultura inteligente, donde el Internet de las cosas, el análisis de datos y la inteligencia artificial están empoderando a los agricultores para crear el sistema de producción alimentaria más eficiente y sostenible que el mundo ha visto”.
– Shen Ming Lee
Muchos países viven de la agricultura y las variaciones drásticas en el clima les suponen un gran problema. Se sabe que, en las próximas décadas, más y más países empezarán a tener condiciones ambientales extremas, insostenibles para la agricultura.
La solución es optimizar las plantaciones ya existentes, hacer que el tratamiento que se hace de cada planta individual cambie. Así se ha desarrollo una agricultura de precisión que engloba el uso de tecnología y equipos, como sensores o robots, para poder realizar decisiones agronómicas más precisas. Es decir, se han desarrollado equipos que permiten el registro de diversos datos y su posterior análisis para que el agricultor pueda saber qué pasa y probablemente pasará en sus tierras en todo momento.
Un ejemplo es Climate Corporation, una empresa de agricultura digital que ofrece información sobre el tiempo, la tierra y los cultivos para ayudar a los agricultores a optimizar los recursos y maximizar el beneficio. Su principal producto, la plataforma Climate Fieldview, ayuda a los agricultores a recolectar, almacenar y visualizar datos del campo críticos. Luego los agricultores usan estos datos para monitorizar el impacto de sus decisiones en el rendimiento de los cultivos, evaluar la productividad del terreno e identificar los cultivos en riesgo.
El objetivo final es que los agricultores minimicen el uso de recursos usados en el cultivo, como puede ser agua o fertilizantes, necesarios para mantenerlo sano. Se han desarrollado herramientas como la “Tecnología de Tasa Variable” (VRT, por sus siglas en inglés), que engloba el uso de vehículos autónomos, para aplicar cantidades variables de recursos es áreas específicas de acuerdo con los datos recogidos de lo que necesite cada planta en particular.
¿Y a nivel de pequeños agricultores?
En esto también se ha pensado. Se ha desarrollado software como el llamado “AI Sowing App”, que requiere una infraestructura mínima y hace que la información sea accesible para pequeños agricultores. Así, les es posible conocer el clima de los últimos 30 días para aportar predicciones y señalar al agricultor, por ejemplo, la mejor semana de siembra.
Se ha demostrado que una clave para crear soluciones para pequeñas empresas es escalar las tecnologías y disminuir las barreras de entrada para el uso de estos sistemas:
- El gran coste de la instalación y mantenimiento de equipos y software
- La falta de conexión a internet en países en vías de desarrollo.
“En la actualidad, el reto en agricultura es convertir el big data en smart data”
– Sarah Cohen
Más allá de la agricultura de precisión, el uso de big data requiere su transformación en smart data, que ayudará a mitigar el riesgo que suponen las adversidades climáticas a la producción alimentaria. Es decir, debemos ser capaces de conseguir todos los datos necesarios que afecten a la producción y tener herramientas suficientes para poder usarlos y que sean útiles.
Para que los negocios sigan siendo eficientes y se tomen decisiones adecuadas, todos los integrantes de la cadena alimentaria, desde el agricultor al presidente del gobierno, deben poder tener acceso a una información adecuada a sus necesidades. La transparencia de datos de todos los campos de cultivo será vital. Esto, unido a hacer esta información comprensible y accesible para las masas, llavará a la democratización de la información.
Robotización de la agricultura
“Si miras la historia, verás que la población que se dedica a la agricultura disminuye con el crecimiento económico. Esto ha pasado en todo el mundo. Ha pasado en Malasia, India y Tailandia. La cantidad de gente viviendo en áreas rurales y que dependen de la agricultura disminuyen cuando la economía del país aumenta. Es un hecho. Hemos visto que pasa a lo largo de toda la historia y no hay razón para que no lo sigamos comprobando”
– Dr. Prabhu Pingali
La realidad es que la agricultura es un duro y, a veces, solitario trabajo, esto unido a la poca rentabilidad económica y el hecho de que requiere un gran esfuerzo físico, hace que no sea difícil explicar la falta de interés entre la gente joven. Ser agricultor es poco llamativo y lucrativo; sin embargo, el mundo necesita que se produzca la cantidad suficiente de alimentos para los ocho mil millones de personas que habitan la Tierra.
Los robots plantean una solución muy eficaz y eficiente a este problema. Son máquinas autónomas capaces de hacer en el terreno lo que los humanos no pueden, como detectar plantas individuales que requieran una mayor o menor cantidad de herbicidas o nutrientes, recoger frutos maduros en su momento justo o trabajar durante 24h al día. Dale una vuelta a lo que supondría trabajar 24h sin descanso ni sueldo, ¿qué opinarías como empresario?
Además, el uso de robots y machine learning permite a los agricultores saber qué plantas específicas necesitan unos u otros recursos. Esto hace que se optimicen los fertilizantes, nutrientes y demás recursos, aumentado la productividad y la rentabilidad.
Drones
“¿Qué pasaría si los agricultores pudiesen ver todo su terreno desde el aire en vez de desde el suelo? ¿Y si una máquina inteligente y voladora pudiese ir donde ningún tractor llega? ¿Qué pasaría si estas máquinas pudiesen polinizar los cultivos en un mundo sin abejas?”
– Shen Ming Lee
Actualmente, las imágenes para ver las condiciones de los campos de cultivo se toman vía satélite o por medio de pequeñas avionetas que los sobrevuelan. Sin embargo, son altamente ineficientes ya que la imagen del satélite solo se puede tomar una vez al día y la avioneta supone un coste enorme cada vez que despega. Además, la imagen se toma de una cantidad de cultivo, no de las plantas individualmente.
El potencial de los drones se debe a su habilidad para recoger gran cantidad de información de un amplio espacio con gran exactitud y velocidad. Unido a algoritmos de machine learning permite analizar las imágenes con gran precisión. Además, pueden usarse drones capaces de lanzar semillas o nutrientes a la tierra, de monitorizar las condiciones de los cultivos para detectar enfermedades o carencias o regar ciertas áreas para mantener la hidratación de las plantas. Suena prometedor, ¿verdad?
Otro de los problemas de la agricultura en la actualidad son los precios en aumento de polinizar el terreno y el aumento de plagas y enfermedades en los cultivos. El caso es que nos enfrentamos a plagas y enfermedades de una forma reactiva, no preventiva, y cuando llegan a la plantación es muy difícil erradicarlas. Si los drones detectasen una plaga o una enfermedad en huertos cercanos, alertarían al agricultor y tendría tiempo para preparase y minimizar los daños.
Que la población de abejas e insectos polinizadores no hace más que disminuir es algo que todos sabemos. Y es devastador para el sistema alimentario, un tercio de lo que comemos depende de forma directa de la polinización. Si no encontramos una solución, el precio de alimentos como las manzanas alcanzarán máximos sin precedentes. Aquí es donde entran en escena los drones capaces de polinizar el terreno, que tienen la ventaja añadida de que pueden hacerlo también por la noche.
Sin embargo, los drones presentan varias dificultades:
- Hay una falta de regulación global y, la poca que hay, varía enormemente entre países. Lo poco que tienen en común es el establecimiento de distancias máximas entre el piloto y el dron (básicamente que pueda verlo), aunque esto supone un problema para los drones autónomos (se está trabajando en ello).
- Se debe garantizar la seguridad en todas las operaciones. La falta de pautas estipuladas y la incertidumbre de la responsabilidad de las consecuencias permiten que los drones vuelen a territorio no deseado e inseguro. Piensa qué pasaría si varios drones entran en el radar de los controladores aéreos o se chocan con un avión.
- Los drones recogen datos, pero ¿quién posee estos datos? ¿Quién tiene el derecho de analizarlos y distribuirlos? Además, es vital garantizar la ciberseguridad en este ámbito dado que nada sirve saber quién tiene los datos si cualquiera puede hackear el dron y descargárselos.
CONCLUSIÓN
Quizás el mayor reto es hacer ver a la población que todas las innovaciones tecnológicas que se están llevando a cabo no van a robarle el trabajo a la gente, pero desde luego lo van a cambiar. Dejarán de ser necesarias personas que se dediquen a ciertos trabajos pesados y con poco retorno para, en su lugar, dedicarse a otros que les sean más rentables y gratificantes y requieran menos esfuerzo físico. Un ejemplo muy claro es cambiar el trabajo de cuidado de los cultivos por agroturismo.
Por otro lado, además de los beneficios económicos derivados de un menor y mejor uso de fertilizantes, nutrientes y demás químicos, está el hecho de que tienes que contratar menos gente. Pero esto es tanto un beneficio para el propietario como para esas personas, ya que disminuye su exposición a disruptores endocrinos que tratamos en ediciones anteriores.
Lo que me parece fundamental es que, al igual que nos pasa con las personas, no podemos tratar a todas las plantas igual. Llevamos más de 3000 años haciéndolo así y nos estamos dando cuenta ahora de que no es rentable. si aprendemos a ser precisos, a saber qué requiere cada planta, podremos conseguir huertos completamente productivos.
Seguiremos investigando.
Como siempre, te animo a que me des feedback y a que lo compartas con las personas a las que crees que les gustará. Así me ayudas a llegar a más gente y que tu amigo tome decisiones más informadas.
Nos leemos pronto,
Carolina
RECOMENDACIONES
Informe Alimentos Viajeros: ¿Cuántos kilómetros recorren los alimentos antes de llegar a tu plato?: de Manuel Delgado Cabeza, catedrático de economía de la Universidad de Sevill
Hungry for disruption: libro de Shen Ming Lee.No hay versión en castellano, pero ha sido la inspiración para esta entrega.